La caléndula es una de las plantas más agradecidas para el invierno, porque florece en tonos amarillos y anaranjados durante meses. Es fácil de cultivar, aunque deben mantenerse a raya las enfermedades. Esta es nuestra guía de cuidados y plagas de la caléndula.
Entre nuestras plantas favoritas está la caléndula, también llamada planta del jardinero. Por eso, ya hemos escrito sobre ella, para explicar algunas de sus propiedades mágicas. Es el regalo perfecto para principiantes y también para los que quieren un balcón florido durante el invierno. Su cuidado es sencillo, pero deben seguirse algunas pautas. Por eso, hemos escrito nuestra guía de cuidados y plagas de la caléndula.
Cómo cuidar de la caléndula
La caléndula necesita una maceta con buen drenaje, tierra fértil y sustrato húmedo. Florece durante los meses de invierno y, si se cuida correctamente, puede durar desde principios de noviembre hasta bien entrada la primavera.
La caléndula ha de situarse a pleno sol, para conseguir una floración adecuada. Si no recibe rayos de sol, se quedará más raquítica y puede que deje de florecer. Lo mejor es ubicarla en un balcón que reciba, al menos, el sol del mediodía.
El riego es necesario: unas dos veces por semana. Mucho cuidado con no pasarse con el riego, ya que en invierno apenas hay evaporación. Ante la duda, mejor regar una sola vez a la semana.
Lo ideal es plantar dos caléndulas en una pequeña jardinera. Se pueden combinar los colores naranja y amarillo.
Polvos y manchas en las hojas de la caléndula
La caléndula, como la mayoría de flores de invierno, no suele tener problemas de plagas, ya que estas se producen, sobre todo, durante el verano. Pero sí hemos comprobado que es muy sensible al oídio, hongo que deja una capa de polvo blanco sobre las hojas. El oídio puede resultar muy dañino para la caléndula, ya que cubre la hoja e impide que la planta realice la fotosíntesis.
El oídio debe tratarse con un fungicida a base de azufre. Es el único hongo que se trata con azufre, ya que el resto se hacen con productos a base de cobre. Su acción es muy rápida, por lo que lo ideal es actuar cuando se aprecian los primeros síntomas de presencia del hongo.