La jardinería es caprichosa y después de años de consumo de plantas como la dimorfoteca o el crisantemo, la margarita común apenas aparece en los balcones. Y es una de las plantas más fáciles de cultivar y agradecidas. Aquí va una guía de cuidados y plagas de la margarita
Es curioso que la margarita sea una de las flores más populares, la planta que todos dibujamos cuando nos piden que plasmemos una flor. Y, sin embargo, apenas se ve en balcones o terrazas. Abundan las dimorfotecas, los crisantemos…, pero la margarita común (Argyranthemum frutescens) es mucho más dura, resurge cada año y aguanta el calor y las heladas débiles. En esta guía de cuidados y plagas de la margarita le hacemos un homenaje.
¿Cómo debe cuidarse la margarita?
La margarita requiere pocos cuidados. Eso sí, necesita estar situada al sol, riegos cada tres días en verano, y una maceta con cierta profundidad. Una vez al año agradece una buena poda, para que el ejemplar crezca sano y compacto. Lo mejor de la margarita es que no suele verse afectada por las plagas. Sí que es necesario abonarla una vez al año con abono de liberación lenta o bien colocar palitos fertilizantes cada tres meses.
La margarita crecerá sin problema en sustrato universal y puede compartir jardinera con otras plantas, como el geranio.
Puntos amarillos en las hojas de la margarita
Algunas veces, sobre todo si las plantas de alrededor están enfermas, la margarita puede presentar puntos amarillos en sus hojas. Si es en la parte superior, serán trips, insectos chupadores de savia. Se pueden tratar con jabón potásico o aceite de Neem. Una vez cada dos días hasta que la plaga se haya eliminado.
Si es en el envés de la hoja, estaremos ante una plaga de mosca blanca. Se trata también con jabón potásico o aceite de Neem. Lo importante es fumigar bien en el envés, para acabar con el insecto y las larvas. Para más información de cómo combatir la mosca blanca, consulta nuestra guía.