Pantone ha elegido el azul ‘classic blue’ como el color de 2020. Una tendencia que influirá en decoración, diseño y floristería. Cada vez hay más recursos para lograr flores y hojas azules y esta esa la manera correcta de combinarlos
Si en 2019 el color del año fue el coral y nos vimos inundados por cojines, cortinas e incluso variedades de flores que ofrecían ese tono cromático, en 2020 Pantone ha escogido el ‘classic blue’, el color azul clásico que proporciona “conexión, calma y confianza”. No son muchas las flores que dan esa tonalidad, ya que la mayoría torna al púrpura (petunias, pensamientos, prímulas) o bien adquieren esa tonalidad por elementos químicos de la tierra (hortensias). Pero es un color cada vez más presente gracias a tintes, esprays y modificaciones genéticas. Entonces, ¿cómo utilizar el azul ‘classic blue’ de Pantone para 2020 en floristería?
El azul es un color que combina con colores cercanos a sus opuestos: el naranja o verde. Añadir pinceladas de flores azules en una composición dará un aspecto más fresco al ramo y ayudará a que destaquen todas sus tonalidades. Existen diversas maneras de combinar los colores: complementarios, opuestos-complementarios, análogos, monocromáticos o tríadas.
- Complementarios: se trataría de crear una combinación entre dos colores que estén colocados de manera opuesta en la rueda que vemos arriba. Por ejemplo rojo y verde, azul y naranja, amarillo y púrpura, turquesa y naranja rojizo…
- Opuestos complementarios: en este caso se escogería un color, que se combinaría con los dos que estén justo al lado del que sea su opuesto. Así, el amarillo se uniría al fucsia y al morado; el verde, al fucsia y al naranja rojizo; el púrpura, al verde amarillento y al naranja más claro…
- Análogos son aquellos que están situados junto al color que elegimos. Si una flor es de color rojo, la combinaríamos con fucsia y el naranja rojizo.
- Monocromáticos: se trataría de tomar un solo color de la rueda y utilizarlo en sus diferentes tonalidades.
- Tríadas: en este caso, usaríamos los tres colores más equidistantes entre sí: turquesa, púrpura y naranja, por ejemplo.
¿Cómo utilizar el azul ‘classic blue’ de Pantone para 2020 en floristería?
Si se trata de utilizar colores complementarios, el azul iría con el naranja.
Si hablamos de opuestos complementarios, lo combinaremos con naranja más rojizo y otro más amarillento.
En el caso de los análogos, el azul iría con el púrpura y el turquesa.
Finalmente, en el caso de las tríadas, se combinaría con el rojo y el amarillo.
¿Por qué es tan difícil de ver el color azul en la naturaleza?
Si damos un paseo por la naturaleza, vemos flores de color blanco, rosa, rojo… Las azules se pueden ver muy de vez en cuando, por ejemplo en la achicoria, así como en los agapantos. Pero lo cierto es que el azul es un color poco común en las plantas y menos del 10% de las casi 300.000 especies de flores son capaces de producir esa variedad cromática de manera natural. La mayoría de flores que vemos azules han conseguido ese color gracias a hibridaciones realizadas por el ser humano. Es el caso, por ejemplo, de las orquídeas. Por otro lado, la modificación genética ha logrado que crisantemos o rosas produzcan ese color, gracias a genes de la flor del guisante y de la campanilla.
La producción de azul a través de modificaciones genéticas se denomina ‘copigmentación’ y su avance puede lograr que cualquier flor pueda ser de ese color en unos años. Sería una gran ayuda para los floristas, que verían así muy ampliada la variedad de flores que pueden utilizar para sus arreglos (muchas de las cuales se tiñen o se pintan con esprays).
¿Cómo fabrica la flor el color azul?
Hace más de 600 millones de años, cuando las plantas dominaban la tierra, todo era de color verde, sin niguna flor alguna. No había insectos en la naturaleza y ningún ejemplar vegetal había desarrollado estrategias para reproducirse de manera sexual. Las flores son los órganos sexuales de las plantas, son masculinas o femeninas o reúnen ambos órganos a la vez, y se desarrollan para atraer a los polinizadores (insectos, en su mayoría, aunque también algunos mamíferos cono los murciélagos). Los colores hacían las flores más llamativas y la planta que lograba sintetizarlos conseguía un mayor éxito entre los insectos. La selección natural hizo que se desarrollaran todo tipo de flores a lo largo de todo el año, dependiendo de qué polinizadores estarían presente.
Según explica el botánico David Lee en su libro ‘La paleta natural. La ciencia del color de las plantas’, en ese esfuerzo por atraer a insectos mediante colores llamativos no abunda el azul porque “las plantas no tienen una manera sencilla y fácil de fabricarlo. Si nos fijamos, el azul apenas se da en las hojas y solo algunas plantas que encontramos en el Trópico alcanzan ese color”.
La flor fabrica el color azul mediante algunos trucos que ha ‘aprendido’ a lo largo de tantos millones de años. En concreto, mediante unos pigmentos que se denominan antocianinas. Los vegetales usan la antocianina roja y la modifican hasta crear el azul cambiando el PH, pigmentos, moléculas o iones. Por eso, en esos esfuerzos por desarrollar la ‘copigmentación’ mediante modificaciones genéticas, los científicos japoneses que trabajan en ello han conseguido crear nuevas flores azules mediante esa antocianina roja.