¿Quieres una flor sencilla, resistente y fácil de cuidar? El pensamiento es la planta perfecta para jardineros novatos o con poco tiempo. Apenas requiere cuidados, crece en pequeñas macetas en ventanas y balcones y sus flores duran hasta entrada la primavera
El pensamiento (‘Viola wittrockiana’) completa el trío de flores perfectas para el invierno. Una tríada que completan la prímula y la caléndula. Los cuidados del pensamiento son muy sencillos: solo necesita agua cada cinco días y un poco de sol. El resultado son flores casi perpetuas, que duran todo el otoño, el invierno y que incluso se pueden disfrutar a mediados de la primavera.
Si hablamos de plagas y cuidados del pensamiento, hemos de tener en cuenta que las flores de invierno son más sencillas de manejar que las de la primavera y el verano, porque en los meses más fríos hay menos insectos y las bajas temperaturas impiden la proliferación de enfermedades. Sin embargo, hay que tener en cuenta algunas cosas.
- ¿Se puede cultivar pensamiento por semilla? Lo cierto es que resulta bastante difícil. Hay plantas sencillas de sembrar y otras que necesitan muchos cuidados para germinar. El pensamiento es mejor comprarlo en floristerías o viveros ya crecido y en floración.
- ¿Dónde se deben plantar los pensamientos? Durante el otoño, invierno y principios de primavera, el pensamiento agradecerá el sol. Lo mejor es dedicarles el espacio más soleado que tengamos en casa: el alféizar orientado al sur, por ejemplo. También hay que tener en cuenta que es una planta que crece de tamaño: durante el invierno ocupará el doble del espacio, por lo que hay que dejar entre ellas al menos medio palmo de distancia. Aunque al principio nos parezca que caben más en una maceta, pronto veremos que ocupará un buen espacio.
- ¿Cuánto debo regar los pensamientos? Al menos cada cinco días. Existe la creencia de que no hay que regar las plantas en invierno porque la lluvia es suficiente para ellas. Quizá en jardín se puedan espaciar más los riegos, pero en una maceta debe regarse cada cinco o seis días, independientemente de si ha llovido o no. La mayoría de pensamientos se mueren por falta de agua.
Otros cuidados del pensamiento
Si hablamos de los cuidados del pensamiento, se debe recordar también que las flores marchitas han de ser retiradas periódicamente para favorecer la aparición de otras nuevas. Eso sucede en la mayoría de plantas de flor: el vegetal tiene como objetivo crear flores que produzcan semilla. Si dejamos que el proceso continúe, toda la anergía de la planta irá a la formación y protección de la semilla. Creerá, además, que ya no necesita más flores para multiplicarse. Retirándole las flores en proceso de marchitamiento, el vegetal producirá más, con el fin de generar semillas.
El pensamiento forma parte de la familia de flores comestibles. Cada vez hay más gourmets que colocan flores de pensamiento en las ensaladas, para aportar colorido y vistosidad. Por ello, a la hora de tratarla con productos es importante elegir aquellos que sean ecológicos. Si pulverizamos con insecticidas no tolerados como alimento ya no podremos disfrutar de esas flores.
Plagas del pensamiento
Respecto a los cuidados y plagas del pensamiento, es cierto que se trata de una planta muy dura que suele rebrotar fácilmente, pero también se debe vigilar su salud. En invierno puede sufrir el ataque de diversos hongos, ya que hay jornadas de alta humedad y temperaturas suaves. Si se aprecia un polvo gris sobre las hojas, se debe aplicar un fungicida ecológico. Mucho cuidado también con la pudrición de la raíz, si hay un exceso de agua porque la maceta no drena bien. En ese caso, poco se puede hacer, aunque reducir los riegos puede ayudar.
También es una planta muy susceptible al ataque de caracoles, orugas y babosas. En invierno no suele haber muchos, pero aún así hay que vigilar si vemos hojas mordisqueadas. Mantener a raya a los caracoles es fundamental, ya que se reproducen con mucha facilidad.