Toneladas de flores han creado la colorida estructura de la Virgen en las Fiestas del Pilar de Zaragoza. Su viaje continúa ahora, para formar parte de otra ofrenda, la que hacemos a la Naturaleza en forma de compost reciclado
La impresionante estructura para la Ofrenda de Flores de las Fiestas del Pilar de Zaragoza soporta ocho toneladas de flores. Han venido de lugares tan lejanos como Ecuador o Colombia, y aportan colorido claveles, rosas, margarita crisantemo, gladiolos y otras flores como la hortensia. Durante siete días se ha podido visitar la Ofrenda y contemplar el precioso manto. La pregunta es, ¿qué hacemos ahora con esas ocho toneladas de flores? No van a la basura, sino que pasan por un proceso de reciclado.
Una vez marchitas, los millones de flores que han compuesto el manto se retiran para ser transportados al Centro de Tratamientode Residuos Urbanos de Zaragoza (CTRUZ). Lejos de acabar en el vertedero, se aprovecha su materia orgánica para hacer compost. Primero, se añaden las toneladas de flores a otros restos vegetales que ha recogido Parques y Jardines: troncos de árboles caídos, sacos de césped recién cortado, así como ramas y hojas. Las flores se introducen en una cámara de desfibración para que su proceso de descomposición comience.
De siete a diez días tendrá lugar el proceso de fermentación; posteriormente, se voltea en la nave de maduración, donde estará cuatro semanas. El compost se devolverá al campo para que abone, por ejemplo, nuevas flores.
Los secretos de un buen compostaje
El compostaje es el mejor modo de reciclar la basura. Casi todo lo que se vierte en el cubo de desechos orgánicos puede ir a parar al montón de compost, que con la ayuda de los microorganismos del suelo acabará convertido en un rico humus que aportará nutrientes a la tierra. Los hortelanos conocen todos sus secretos, pero el jardinero poco avanzado se encuentra con muchas dudas antes de lanzarse a fabricar su propio humus.
¿Qué le podemos echar? Lo mejor es pensar que estamos preparando un menú para el suelo. Si ponemos demasiado de un ingrediente, la comida no será equilibrada. Los organismos que viven en el suelo y que crearán nuestro compost necesitan carbono y nitrógeno para obtener energía. El carbono se obtiene de la parte seca de la planta (paja, ramas), que ha perdido su contenido ‘verde’. Ahí es donde se encuentra el nitrógeno almacenado en las células. Si el compost tiene demasiado nitrógeno (parte verde), acabará evaporándose y el jardinero lo notará porque la pila olerá a amoniaco. Si por el contrario tiene demasiado poco nitrógeno, el proceso será más lento, porque resulta más difícil de descomponer.
Lo mejor es poner tres partes de carbono por una de nitrógeno. O lo que es lo mismo, tres veces más materia vegetal (hojas, restos orgánicos) que ramas y paja. Como si fuera un bocadillo, se coloca todo por capas. Una vegetal, otra de paja, otra vegetal, otra de paja… y así sucesivamente. En cada capa, se puede añadir un poco de estiércol, rico en microorganismos, para que el montón esté lleno de vida y empiece pronto la descomposición. En una compostera, el calor se mantendrá sin problemas, pero será importante mojarlo de vez en cuando. Para comprobar que no le falta humedad, basta con tomar un puñado y estrujarlo. Si caen pocas gotas, está perfecto. Si cae un chorro, sobra agua.